buda si te hacen un regalo y no lo aceptas

Cerca de Tokyo vivía un enorme samurái, ahora viejo, que en este momento se dedicaba a educar el budismo zen a los jóvenes. Pese a su edad, corría la historia de historia legendaria que todavía era con la capacidad de vencer a cualquier contrincante. Alguna tarde, un guerrero, popular por su total carencia de escrúpulos, apareció por allí. Era popular por usar la técnica de la provocación: aguardaba que su contrincante hiciese el primer movimiento y, dotado de una sabiduría privilegiada para capturar los fallos realizados, contraatacaba con agilidad fulminante.

La taza de té

“El instructor llegó a casa del profesor zen y se presentó realizando alarde de todos y cada uno de los títulos que había logrado en sus largos años de estudio. Después, el instructor comentó la causa de su visita, que no era otro que comprender los misterios de la sabiduría zen.

En vez de ofrecerle explicaciones, el profesor le invitó a sentarse y le sirvió un tazón de té. En el momento en que la taza derramó, el sabio, supuestamente distraído, prosiguió vertiendo la infusión de manera que el líquido se extendía por la mesa.

Las reglas de ofrecer y recibir regalos

En El país nipón, mucho más que en ningún otro país, hay una sucesión de reglas a continuar en el momento de seleccionar un obsequio para una ocasión específica. Existen algunos datos que, por su empleo y ofrenda en otros instantes, es preferible no ofrecer como regalos, en tanto que tienen la posibilidad de traer mala suerte o sencillamente semejan inapropiados.

Por servirnos de un ejemplo, la distribución de té verde es un acto clásico en entierros y otros servicios lúgubres nipones, con lo que jamás debería darse un bote de té verde como obsequio a veces que no sean de desafío. Otro ejemplo aún mucho más claro son las peines (kushi (櫛) en japonés), un elemento que jamás debería obsequiarse, en tanto que su pronunciación es igual a la de la palabra padecimiento (ku) y la de muerte ( shi). Naturalmente, este similar en la pronunciación provoca que el peine sea visto como un elemento que puede traer desgracia, mal y mala suerte por norma general.

Reflexión:

¿Qué ocurriría si no cedemos a provocaciones, insultos y también intentos de degradación? No tenemos la posibilidad de mudar la actitud del resto, pero tenemos la posibilidad de seleccionar no ingresar en el juego, y no caer en la provocación. ¿se le sucede algún ejemplo de su día a día donde logre utilizar las enseñanzas del profesor samurái? …

¿Por qué razón este relato?

En los tiempos que vivimos, resulta sencillísimo insultar y menospreciar a cualquier persona, con o sin fundamento, mediante las comunidades.

Nos encontramos expuestos a padecer acciones negativas por la parte de personas que, frecuentemente, no conocemos. Terminamos accediendo en enfrentamientos de manera visceral con personas completamente poco relevantes para nuestra vida, tan solo por “ingresar en el harapo” de las provocaciones.

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