Cómo guardar tu mascarilla cuando te la quitas fuera de casa

La crisis del coronavirus nos está dejando algunas estampas chocantes y contradictorias:

Por un lado, la inmensa mayoría de la gente acata la norma de uso obligatorio de la mascarilla en la calle, independientemente de que esté de acuerdo o no con la eficacia real de esa norma. Puntualicemos que la posibilidad de ser multado contribuye mucho a la observancia de la norma.

Pero por el otro lado, se observa un descuido prácticamente generalizado al quitarse la mascarilla, depositándola en los lugares más variopintos:

Hay gente que se la deja colgada de las orejas y ridículamente enganchada a la barbilla; otros se la meten en los bolsillos, incluidos los de las posaderas; algunas mujeres optan por guardarla en el bolso; en los servicios se dejan sobre cualquier repisa o lavabo; y lo más usual es tirarla de cualquier manera sobre una mesa, e incluso juguetear con ella distraídamente.

Cómo debes guardar tu mascarilla correctamente

Las soluciones anteriores son muy adecuadas, siempre que el objetivo sea convertir la mascarilla en el hogar perfecto de todo tipo de agentes patógenos.

Porque en esos lugares hay suciedad y microorganismos de todos los colores y sabores. Y, en el caso particular de los bolsillos, la combinación de oscuridad, humedad, calor y sudoración es idónea para que esos microorganismos se reproduzcan como conejos.

Una alternativa válida para las mujeres, es utilizar un departamento interior del bolso, siempre que pueda cerrarse con cremallera o mediante solapa. Este departamento deberá higienizarse cuidadosamente, al menos una vez al día, utilizando toallitas o ‘sprays’ desinfectantes.

Dónde puedes guardar tu mascarilla

¿Y cómo guardar las mascarillas si mi bolso no dispone de departamentos aislados, o si soy hombre y no me interesa para nada lucir un bolso?

Pues solo te quedan dos opciones:

  1. Utilizar una bolsa de tela para guardar la mascarilla. También puede servirte una pequeña cajita.
  2. Adquirir un estuche portamascarillas, especialmente diseñado para tal fin. Estos estuches ya están disponibles en muchos establecimientos comerciales y tiendas virtuales, especialmente las dedicadas a artículos de regalo.

En cualquier caso, recuerda que es indispensable la higienización diaria del receptáculo para guardar mascarillas.

Precauciones especiales para conductores

  1. No dejes tu mascarilla sobre el salpicadero, porque normalmente es un emplazamiento donde se acumula polvo o suciedad. Las bandejas portaobjetos tampoco son el sitio adecuado, ya que las manoseamos constantemente.
  2. Prohibidísimo dejarla sobre los asientos. Están en contacto permanente con nuestras posaderas, un lugar especialmente patogénico, y que a su vez suele posarse en sillas y similares que no han sido limpiados ni higienizados.
  3. Descarta colgarla del retrovisor. A priori, este sería un lugar adecuado, ya que no hay contacto físico con superficies contaminadas. Pero resulta que la DGT, empeñada en velar por nuestra seguridad al volante, ha ordenado a los agentes de tráfico que nos sancionen, ya que, al parecer, la mascarilla colgada del retrovisor resta mucha visibilidad.

En resumen, de nada sirve que utilices mascarilla si no la mantienes en perfectas condiciones de utilización e higiene. Una mascarilla en mal estado o con exceso de uso puede ejercer ineficazmente su función filtrante.

Y una mascarilla sucia, aunque aparentemente parezca limpia, esencialmente sirve para que lleves pegados a tu boca y nariz todo tipo de virus, bacterias e incluso hongos. Por eso es esencial disponer de un receptáculo para guardar la mascarilla, y mantenerlo en las debidas condiciones higiénicas.

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