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Al gusto del cliente Hace medio siglo era creencia tan popularizada como errada de que la proporción de leche que genera cada mujer es fija: unas tienen mocha leche y otras, poca leche. A ciertas la leche les duraba una semana, a otros un par de meses, y después se les retiraba: se vació el depósito. Asimismo podía, como es natural, tener buena leche o mala leche. Eran tortas que se tenían o no se tenían. Si tienes mocha y buena leche, tuviste suerte, y vas a poder ofrecer el pecho, y tu hijo se criara mayor y precioso. Si tienes poca leche, o es aguada, no hay antídoto, ¡suerte que se idearon los biberones! Nada que la madre lleve a cabo o deje de realizar va a influir en el resultado; si conocías a alguna madre que hubiese dado el pecho mucho más de tres meses (lo que en esos tiempos era una heroicidad), o mucho más de seis (lo que era de manera directa una excentricidad), no se te ocurría hacerle una pregunta: «Enseña’ m como lo hiciste, me agradaría poder ofrecer asimismo el pecho a mi hijo», sino más bien comentar con determinada envidia: «¡Qué suerte, tú que tienes leche! ¡Ojala yo asimismo habría tenido para ofrecer el pecho a mi hijo!». (Bueno, en honor a la verdad el comentario mucho más recurrente era: «Ya que no sé por qué razón te sacrificas dando el pecho, yo a mi lo he criado con el biberón y está realmente bonito.») Y no es bastante al azar que prácticamente absolutamente nadie en Europa tenga leche, y en cambio en África prácticamente todas las mamás tengan?Claro, es por las etnias; las negras tienen mucho más leche, como las gitanas; gitanas eran etnias primitivas) Y por qué razón entonces nuestras abuelas (las abuelas de fa medio siglo, ¿las bisabuelas o tatarabuelos del lector) sí tenían leche si eran de nuestra misma raza? Aquí las explicaciones estaban divididas. las intranquilidades de la vida actualizada las que habían acabado con la lactancia (vamos a hablar mucho más de esto en la página 31), para otros, era la evolución natural en acción: el órgano que no se emplea se atrofia y próximamente van a nacer pequeñas sin lolas (ah, pero antes nacían con lolas?) Como en los dibujos animados, donde los bichos mutan en cinco minutos. Pero no es tal como marcha la evolución. De todos modos, los letras y números comprados no se heredan (esto es, si bien hubiese cien generaciones consecutivas de mamás que no dan el pecho, la cien uno tendría exactamente los mismos genes y exactamente los mismos senos, y podría emplearlos si quisiese y supiese de qué forma). Y si bien por una mutación apareciese una mujer sin leche (lo que bien puede suceder y en verdad ocurrió, véase página 151), tendría una o 2 hijas, 2 o tres nietas… A fin de que una sección esencial de la población va a llegar a tener este gen mutante de no tener leche, haría falta cientos de años, y más que nada una virtud reproductiva: que las mujeres sin leche tuviesen considerablemente más hijos, o que sus hijos sobrevivieran con mucho más sencillez. Sin virtud evolutiva, una mutación no posee ningún fundamento para alcanzar; tras cientos de años podría haber solo un puñado de descendientes. En las clases medias de los países industrializados del último tercio del siglo XX, el supuesto gen de no tener leche no posee ninguna virtud reproductiva. Por contra, durante millones de años y todavía el día de hoy en la mayoría del inund, si la madre tiene poca o mala leche es muy posible que sus hijos mueran (a menos que otra mujer les dé el pecho). Cualquier viable gen mutante, lejos de alcanzar, habría sido eliminado estrictamente. De ahí que hay tan escasas mujeres sin leche. No, no hemos evolucionado; poseemos exactamente los mismos genes que nuestros tatarabuelos. Contamos exactamente los mismos genes que los pobladores de la gruta de Alta-Mira. Y una producción de leche fija o limitada en el tiempo no sería coincidente con los hechos generalmente vistos. El fallo es quizás pues nos procuramos equiparar con las vacas. Sí que hay etnias de vacas que generan mucho más leche que otras; los pobladores del campo lo saben ya hace siglos. ¿Por qué razón no habría asimismo mujeres de raza lechera? Pero, precaución, las vacas lecheras no son mamíferos normales. Son mutantes, esmeradamente escogidas durante una cantidad enorme de años para generar considerablemente más leche de la que sus terneros precisan. Una cierva que generara tanta leche como una vaca sería una cierva enferma. Resulta obvio que los pequeños, conforme medran, precisan poco a poco más leche (hasta el momento en que empiezan con otros alimentos, y entonces el consumo de leche se estabiliza y después reduce). No existe ninguna duda; en el momento en que se cría un niño con el biberón, hay que ofrecerle cada vez mayor cantidad. Pongamos que un recién nacido toma 500 mililitros de leche, y que un bebé de 4 meses toma 700 mililitros (cantidades inventadas y redondeadas, solo a título de ejemplo. No se asuste, para ofrecer el pecho no existe ninguna necesidad de entender cuánta leche precisa o cuánta leche toma un bebé). Si la proporción de leche es fija, y una mujer solo genera 500 mililitros cada día, desde el mes, su hijo comenzará a quedarse con apetito, y va a haber que ofrecerle un suplemento. «¡Exacto! – va a pensar mucho más de una-. O sea lo que le pasó a una amiga mía.» «Y ciertas no generan 500, sino más bien solo 300 mililitros, y sus hijos precisan suplementos desde el primero de los días.» Pero asimismo conocernos a ciertas mujeres que prosiguen dando el pecho unos meses, a las que no se les termina la leche. Aun en los peores tiempos de los diez minutos cada 4 horas había ciertas; en este momento hay poco a poco más. Y entendemos que en tiempos de nuestras bisabuelas, todos y cada uno de los pequeños tomaban el pecho a lo largo de meses o años, de la misma sucede en este momento en enorme lugar de este mundo. ¿De qué manera marchan los senos de las mujeres? ¿Las agraciadas que dan el pecho sin suplementos a lo largo de 4 meses, que hay y poco a poco más, va a ser por el hecho de que fabrican 700 mililitros desde el primero de los días? Pero entonces, ¿qué ocurrió a lo largo de los primeros meses con esos 700 mililitros de leche? ¿Se les quitó el bebé? Irrealizable. Lo que solo precisa 500 solo toma 500. Muchas mamás que dan el biberón han intentado ofrecerle a su hijo un tanto mucho más (aquí entre nosotros, que levante la mano la que no lo intentó). Solo un tanto mucho más, a fin de que esté bien alimentado, a fin de que me ponga bonito. Pero los bebés no se lo toman. Si se lo tomaran, prácticamente todos los bebés de un año pesarían mucho más de 20 kilogramos y ciertos, mucho más de 30. Conque el bebé solo toma 500, pero su madre fabrica 700. Donde pararán, entonces, los 200 mililitros que sobran? Gotean, ¿se escapan del pecho? 200 mililitros vienen a ser un vaso lleno, esta madre no precisaría empapadores, sino más bien jofainas en el sujetador. ¿Se quedan dentro, se marchan juntando? Tras una semana hay 1.400 mililitros; tras un mes, seis litros de leche amontonada, tres litros en todos y cada pecho. Todas y cada una de las mujeres deberían quitarse leche y tirarla, 200 mililitros cada día, a lo largo de semanas; y la que no lo hiciese reventaría. De esta manera, ya que, la proporción de leche no es, no puede ser fija, sino va incrementando conforme las pretensiones del niño medran. Exactamente la misma madre que al comienzo fabricaba 500, al cabo de cierto tiempo fabricará 700. ¿Es el tiempo el que la hace dar de comer? O sea, ¿hablamos de un desarrollo planificado, como la lavadora, todas y cada una de las mamás generan 500 por mes, 700 a los 4 meses, algo mucho más a los seis, ahora partir de ahí cada vez menos? ¿Va a ser de ahí que con lo que ofrecemos papillas desde los seis meses, por el hecho de que a esta edad empieza a reducir la producción de leche? Y, lo que es peor, hay mujeres con un programa algodón y otras con un programa prendas frágiles, mujeres que alcanzarán los 800 mililitros y van a tener leche a lo largo de un par de años, y otras que jamás van a pasar de 600 mililitros y ¿se van a quedar sin leche a los tres meses? Irrealizable. El hombre no puede estar tan mal desarrollado, no es tal como marcha nuestro cuerpo. Si las variantes en la producción de leche estuviesen prefijadas, ¿qué sucedería, por poner un ejemplo, en el momento en que el bebé muere? A lo largo de milenios, y todavía el día de hoy en enorme lugar de este mundo, la desaparición de un bebé no era una extravagancia, sino más bien algo diario, una experiencia por la que prácticamente todas las mujeres pasaban en un instante u otro. Si el bebé moría en el parto, o de meningitis a los un par de meses, ¿cree usted que la madre proseguía teniendo poco a poco más leche hasta los seis meses, ahora partir de ahí cada vez menos hasta los 2 o tres años? ¡Qué padecimiento y qué derroche! ¿Y las nodrizas? Desde hace tiempo, en una gran parte de Europa, las mujeres ricas no dieron el pecho a sus hijos. ¿Piensa que las nodrizas se quedaban sin leche a los un par de años y se jubilaban? ¡Una vida profesional mucho más corta que la de un futbolista! No, las didas, en el momento en que acababan con un niño, empezaban con otro, y de esta forma proseguían a lo largo de décadas. ¿Y los cambios en la nutrición complementaria? A inicios del siglo veinte, los pediatras aconsejaban ofrecer el pecho y solo el pecho hasta los 12 meses; después hasta los diez, los ocho, los seis, los tres, antes del mes… y de pronto otra vez a los tres meses, a los 4, a los seis. Si la proporción de leche reduce desde los seis meses, ¿de qué vivían nuestros abuelos entre los seis y los 12 meses? ¿Va a ser que el programador de la secreción de leche se pone de forma automática según las sugerencias de la Asociación de Pediatría, como el reloj del pc, que se pone en hora en el momento en que se conecta a Internet? No, el desarrollo es al contrario: no comencemos con las papillas a los seis meses pues a esta edad reduce la producción de leche; sino la producción de leche reduce a los seis meses por el hecho de que a esta edad hemos comenzado con las papillas. Es una cuestión de diseño. Requerimos un sistema que se ajuste a cada instante a las pretensiones del bebé, fabricando mucho más leche si el bebé desea mucho más y menos leche si el bebé desea menos. Un sistema que prosiga fabricando leche mientras que el bebé la necesite, y deje de crear en el momento en que deje de mamar. Que fabrique leche para uno si hay un solo niño, y leche para tres si nacen trillizos. La solución es genialmente simple: la proporción de leche no va a depender de la raza de la mujer, ni del tiempo pasado desde el parto, sino más bien de cuánto mama el bebé. Si mama bastante, va a salir mucha leche; si deja de mamar, dejará de salir leche. Es un mecanismo que idearon los primeros mamíferos hace mucho más de 200 millones; la naturaleza tiende a preservar las resoluciones que marchan bien. Aún tenemos la posibilidad de afinar algo mucho más. En la naturaleza, si el niño no mama, la leche deja de generarse, y punto. Pero muchas mamás de pequeños enfermos o prematuros, que no tienen la posibilidad de mamar, o muchas mamás que van a trabajar se quitan leche para darla a su hijo por otro medio. Lo que provoca que el pecho fabrique leche no es, de todos modos, el niño al mamar, sino más bien sacar leche. Suprimirla por cualquier procedimiento: donante de mamar, o sacándola a mano, o con un sacaleches. El pecho, qué es y para qué exactamente sirve Lo único que precisa comprender la mayor parte de los clientes sobre el desempeño del TV es de qué forma se aprieta el botón de encendido y de qué forma se cambia de canal. Si nos solicitan mucho más datos, vamos a deber defendernos con un genérico: «Marcha con electricidad». No es requisito entender las piezas del TV y su función para poder ver la televisión. De igual forma, para ofrecer el pecho solo es requisito comprender meter el pecho en la boca del niño. Si nos solicitan mucho más datos, en este momento tenemos la posibilidad de decir muy ufanos que «cuanto mucho más leche se quita, mucho más leche se fabrica»; los animales no saben esto, y dan el pecho la mar de bien. Otra cosa es entender qué tiene dentro el pecho, de qué manera marcha, por el hecho de que al sacar mucho más leche se fabrica mucho más. Si bien no es requisito saberlo para ofrecer el pecho, vamos a explicar ahora ciertos datos: por el hecho de que es entretenido (bueno, va a deseos), por el hecho de que da un toque de responsabilidad, y pues hay que poner algo a fin de que el libro no sea tan angosto . Pero antes debemos llevar a cabo una distinción esencial. Varias personas en este planeta han desarrollado y construido el TV. Saben precisamente qué piezas tiene (¡las que ellos pusieron!) y para qué exactamente sirve cada una. No tenemos la posibilidad de decir lo mismo del pecho, ni de otra sección de nuestro cuerpo. Si bien cada vez se saben mucho más cosas, todavía nos tenemos la posibilidad de traer muchas sorpresas. Lo que se conoce sobre el pecho no es mucho más que una pequeña una parte de la verdad, y probablemente ciertas cosas que suponemos entender están equivocadas. Lo que yo, en lo personal, sé sobre el pecho no es mucho más que una pequeña una parte de lo que saben múltiples cientos y cientos de científicos en el mundo entero. Y lo que explicaré ahora no es mucho más que un comprendio esquemático. El pecho por fuera Comúnmente, las mujeres tienen 2 senos. No en todos los casos fué de esta manera; otros mamíferos tienen múltiples pares, fíjese en su gata o en su perra. Como recuerdo de esos familiares lejanos, varias personas tienen mucho más de 2 senos. Comunmente no es mucho más que un pezón supernumerario, que acostumbra mostrarse en cualquier punto de una línea imaginaria entre la axila y la ingle. En ocasiones es un pezón tan rudimentario que el portador, hombre o mujer, piensa que hablamos de un lunar o verruga. En otras ocasiones asimismo existe tejido glandular, aproximadamente creado, que al comienzo de la lactancia puede expandirse y gotear. No se preocupe, es pasajero; prosiga dando el pecho comunmente, póngase hielo si esto lo calma, y en 2 o tres días van a desaparecer las afecciones. Hacia el centro del pecho está el pezón, una composición en ocasiones grande ahora ocasiones hundida, por donde sale la leche. Cerca del pezón hay una región obscura aproximadamente grande, la areola. Tanta gente, introduciendo médicos y enfermeras, se empeña en decir aureola que la Academia ha acabado admitiéndolos como sinónimos; pero los puristas irreducibles recordamos que son 2 cosas muy diferentes: areola es un área pequeña, al tiempo que aureola, de áureo, es el halo dorado que llevan a los santurrones a la coronilla. Afirme areola, por favor. En la areola hay unos granos que medran a lo largo del embarazo y la lactancia. Se los conoce como tubérculos de Montgomery, y poseen una glándula sebácea colosal y una glándula mamaria en miniatura (algo de un milímetro entre ámbas). Las glándulas sebáceas están distribuidas por toda nuestra piel y generan substancias protectoras; aquí en la areola son mayores, y por consiguiente resguardan mucho más. La minúscula glándula mamaria genera leche, naturalmente, con los anticuerpos, el aspecto de desarrollo epidérmico, los varios componentes antiinflamatorios… una genuina pomada epitelizante. Al filo de la areola medran asimismo múltiples pelos bastante mayorcitos. Cada mujer piensa que es ella la única que tiene y se les quita con bastante precaución; pero son completamente normales. Ciertas mamás preguntan si el bebé no va a tener inconvenientes para mamar gracias a estos pelos. ¿Qué inconvenientes va a tener, si descendemos del mono? Bajo el pezón y la areola hay una sucesión de fibras musculares involuntarias, habilidosamente entrecruzadas de manera que su contracción genera la erección del pezón (o sea, provoca que la areola se contraiga y el pezón sobresalga). El roce, el frío o el estímulo sexual tienen la posibilidad de generar la erección del pezón. La parte que no se observa Escasas cosas mucho más desganadas que el exterior del pecho. Visto uno, vistos todos. Por la parte interior, en cambio, existe considerablemente más variación. Hay glándulas, conductos, tejido conjuntivo, tendones, arterias, venas, nervios, linfáticos… La glándula en sí está formada por múltiples lóbulos, artísticamente mezclados con tejido adiposo. Es la cantidad variable de tejido adiposo lo que provoca que haya lolas de todos y cada uno de los tamaños; la glándula es siempre y en todo momento aproximadamente igual, y el tamaño del pecho nada debe ver con su aptitud para generar leche. La mujer es única entre los mamíferos por su aptitud para amontonar grasa en el pecho. Si vió una perra o una gata con sus perros chiquitos, recordará que la madre está prácticamente plana. Raramente, el número de lóbulos de mamá es discutido. Unos aseguran que hay veinta lóbulos, si bien en ocasiones sus conductos convergen antes de llegar al pezón; otros, que hay unos diez conductos, pero que se ramifican muy cerca del pezón; en el fondo me da la sensación de que dicen lo mismo. En todo caso, en el pezón desembocan múltiples conductos, llamados galactóforos (o sea, que llevan la leche), y al apretar el pecho, la leche sale por múltiples agujeros al unísono, tal y como si fuera una regadera. La región de los conductos galactóforos próxima al pezón tiene la aptitud de destensarse y llenarse de leche, formando los llamados senos galactóforos. Es algo raro, ¿verdad?, pues el pecho asimismo se puede llamar teta, mama o seno; pero cada seno tiene dentro diez senos galactóforos. Frecuentemente, en el momento en que el bebé está mamando, es viable palpar los senos galactóforos llenos, bajo la areola, a unos cuantos centímetros del pezón. Desde el pezón, los conductos se marchan ramificando y ramificando constantemente, hasta el momento en que un conducto microscópico llega a una bolsa microscópica de células, el acino mamario. Cada aquí está compuesto por una cubierta de células secretoras, y cubierto por células mioepiteliales, contráctiles. Sobre todas estas células actúa una hormona. La prolactina provoca que la célula secretora fabrique leche; la oxitocina provoca que la célula contráctil se contraiga y que la leche salga disparada. Las hormonas de la lactancia La hipófisis, una glándula en la base del cerebro, fabrica la oxitocina y la prolactina en contestación a un reflejo neuroendocrino. Los reflejos mucho más populares, como el de estirar la pierna en el momento en que te dan una palmadita bajo la rodilla, son puramente neurológicos: hay un receptor sensitivo en el tendón rotuliano, un nervio que transporta la señal hasta la medula espinal, un centro de computación que escoge qué realizar, y un nervio motor que transporta la contestación hasta el músculo, ordenándole que se contraiga. En el pezón y la areola asimismo hay receptores sensitivos, y nervios que llevan la información hacia el hipotálamo; pero el centro de computación no responde mediante un nervio, sino más bien con una hormona que llega a su destino por la sangre. De ahí que el reflejo es neuroendocrino. La prolactina Los escenarios de prolactina son muy bajos antes del embarazo. Incrementan paulativamente desde el primer período de tres meses de gestación, pero no se genera leche por el hecho de que la progesterona y los estrógenos producidos por la placenta inhiben la acción de la prolactina. Tras el parto, los escenarios de prolactina se sostienen altos a lo largo de meses; pero si la madre no da el pecho, vuelven a descender dos semanas. Tras la expulsión de la placenta, los escenarios de progesterona y estrógenos descienden espectacularmente en unos cuantos días, lo que deja a la prolactina accionar. Es la expulsión de la placenta lo que pone en marcha la producción de leche. El nivel de prolactina es prominente, afirmábamos, a lo largo de meses. Pero sube considerablemente más, multiplicándose por diez o 20, toda vez que el niño mamá. Estos picos de prolactina solo se generan en contestación a la estimulación del pecho. Si el niño mama bastante, va a haber mucha prolactina y mucha leche. Si el niño mama poco, va a haber poca leche. Si el niño no mama, se deja de crear leche. Ciertos creen, equivocadamente, que hay que dejar unas horas entre toma y regresa a fin de que el pecho tenga tiempo de volverse a plenas. No es verdad. El pecho no marcha como la cisterna del inodoro, que cabe aguardar a que se llene para lograr regresar a estirar la cadena. Marcha mucho más bien como el grifo del lavatorio: si deseas que salga mucho más agua, tienes que regresar a abrir el grifo. Tras la presa, el nivel de prolactina baja de manera lenta en 2 o tres horas hasta llegar al nivel basal (que, debemos recordar, es ya por sí prominente tras el parto). Imaginemos que un bebé mama diez minutos cada 4 horas (¿diez minutos cada 4 horas? Exacto, ¡charlamos de un niño completamente imaginario!). Por el fundamento que sea (quizás por el hecho de que está medrando), nuestro héroe desea mucho más leche. ¿Qué va a hacer? ¿Se va a poner a mamar quince minutos cada 4 horas? No es posible, sería un procedimiento poco eficiente. Extendiendo las presas se generaría aproximadamente exactamente la misma proporción de prolactina, y por consiguiente de leche. Si en cambio escoge mamar diez minutos cada 2 horas, va a haber el doble de picos de prolactina en todo el día. Es mucho más, ya que el nivel de prolactina todavía no ha caído completamente, el nuevo pico es aún mucho más prominente (afirmemos que, en lugar de subir de 50 a 500, sube de cien a 550). Al mamar mucho más de forma frecuente se genera un increíble incremento de la secreción de prolactina, y por consiguiente de la proporción de leche. Así, no hay mejor forma de cargarse la lactancia que reducir el número de presas. Toda vez que mencionamos a la madre que aguante las 4 horas, o que aguante las tres horas, o que jamás antes de 2 y media, o que es realmente difícil que vuelva a tener apetito, o que si le da en este momento el pecho está vacío y no servirá de nada, o que el estómago debe reposar, o que es requisito realizar un reposo nocturno, nos encontramos poniendo serios óbices a la lactancia.

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Sobre el creador Carlos Gonzalez

Carlos González nativo de Zaragoza en 1960. Padre de tres y alegremente casado. Para el año 1983 conseguí su título de Medicina en la Facultad Autónoma de Barcelona, ​​y entre 1984 y 1987 cursó la especialidad de pediatría en el Hospital de San Juan de Dios de esta localidad. Desde hace tiempo estuvo entusiasmado en la lactancia martende en relación fundo y en este momento dirige la ACPAM (Asociación Catalana Pro Lactancia Materna) desde 1991. da tutoriales, conversatorios sobre la relevancia de la lactancia materna y la salud. Ha dado charlas para expertos o público general en Alemania, Andorra, Argentina, Austria, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, España, USA, Francia, Grecia, Guatemala, Honduras, Irlanda, Italia, Luxemburgo, México , Panamá, Paraguay, Perú, Polonia, Reino Unido, República Dominicana, Rusia, Uruguay y Venezuela.

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