Para ordenar una de esas cenas nostálgicas que fomentan viejos estudiantes, la animosa organizadora del acontecimiento debió entrar en contacto a cada uno de ellos para corroborar su asistencia. Al charlar con un individuo que no veía desde hacía 30 años, esta le dio a saber que todavía se encontraba dolida por algo que le había hecho el colectivo en cuestión y, con tono desangelado, le comunicó que no pensaba ir -ahí.
La facultativa todavía se pregunta abatida: “¿Los agravios jamás prescriben?”.
No precipitarse
El paso inicial para perdonar es estudiar a conocer alén del enfado. Cuando nos hayamos calmado, vamos a poder valorar mejor la situación y disponernos a perdonar.
Por el hecho de que alén de decir: ”te perdono”, hay que oírlo. Y de ahí que, es requisito estar verdaderamente convencido de que se desea llevarlo a cabo. De ahí que, hay que tomarse el tiempo preciso para perdonar seriamente. En caso contrario, decirlo sin oírlo solo va a hacer que acumulemos mucho más rencor.
Se encuentra dentro de los procesos mucho más humanos y contribuye varios provecho
El perdón tampoco ha de ser olvida ni aceptación de la ofensa, pues el perjuicio y el mal han existido y posiblemente prosigan estando. Tampoco ha de ser una experiencia de raíz religiosa pues el perdón es un desarrollo mucho más humano de lo que opínan los propios dioses. Solo los medrosos y los irresolutos, quizás los cobardes, se acorazarán en coartadas para justificar las lesiones y para no realizar en oposición al verdadero perdón. El temor fué siempre y en todo momento una trinchera secundaria en la defensa de los hombres.
Son personas atacables que no se animan a mudar pues derribarían su arquitectura de protección y de justificación de infamias que pasaron o lograron pasar en su conciencia. Se habitúan al mal y al rencor, pues, en el fondo, carecen de amor y estiman que no son comprendidos. Son víctimas de su cólera y no hallarán curación en las lesiones hasta el momento en que autoreconozcan el daño destructor que se inquietan cada día. Pues si un beneficio incontestable tiene el perdón es que dejamos de ser víctimas de nuestro pasado. El perdón es un analgésico que devuelve la cree hacia el resto, al unísono que deja recobrar la autovaloración sobre uno mismo.