Primeras cuestiones:1. ¿En algún momento pasaste un genuino terror? ¿Había una causa real o tu imaginación te jugó una mala pasada?2. ¿Existe algún rincón de tu localidad o país que te dé temor o por lo menos que te inspire respeto?
El Monte de las Ánimas
Es una historia de historia legendaria de terror gótico redactada por el poeta y narrador español Gustavo Adolfo Bécquer. Fue publicada adjuntado con otros dieciséis cuentos el 7 de noviembre de 1861 en el períodico El Contemporáneo.
La historia de historia legendaria cuenta una historia que empieza en un espacio llamado Soria, en el Monte de las Ánimas, el día de Todos y cada uno de los Beatos. Allí le sucede algo al joven cazador Alonso, que al lado de su prima, asisten al Monte de las Ánimas. Que resulta una mala decisión de lugar para ir el día de esta festividad.
Resumen y síntesis
La obra se distribuye en 4 partes y enseña las desventuras de Alonso, un caballero que es convencido, por su prima, de llevar a cabo una disparidad. El personaje traiciona su creencia de no pasar la noche, en el Monte de las Ánimas, en pleno Día de los Fallecidos.
Cede frente al irónico pese a la prima. De este modo, va al bosque en pos de una parte perdida, en el momento en que los muertos están merodeando en el sitio. Muere y su espíritu llega hasta Beatriz para entregarle la prenda perdida. Este horrible hecho provoca que ella escape de la verdad. Para finalizar, se declara que pasea por el asedio, perseguida por los fallecidos.
Alonso
Es el primo de Beatriz, que decidió cumplir los deseos de su prima y llevar el nudo que ella aseguró perder en la montaña de las ánimas.
El personaje es un cazador y un heredero de castells, se identifica por ser inocente siendo persuadido por Beatriz tan de forma fácil.
La terrorífica noche de Todos y cada uno de los Beatos en el Monte de las ánimas
Esa noche, Beatriz se retiró a la cama a medianoche, sin que Alonso hubiese regresado del Monte de las ánimas. Algo intranquilo, procuró reposar pero enseguida se despertó sobresaltado: comenzó a percibir ruidos lejanos, sonidos de lobos ululando, chillidos apartados que se perdían como un eco a la distancia.
Beatriz procuró espantar los pensamientos negativos de su jefe y regresar a reposar, pero no podía. A veces oía un helador silencio o un terrorífico grito; a veces el murmullo de una voz inentendible, las huellas de huesos sobre la madera, el viento picando con furia los cristales.