el regalo de la fe y las primeras comunidades cristianas

El COVID-19, debido al confinamiento y distancia popular, desafió el avance de las comunidades cristianas. Pero inspirados en el mensaje del Papa Francisco, que nos incentiva que “no nos dejemos hurtar la red social”, usamos la tecnología en línea para seguir la misión evangelizadora y desde mayo iniciamos las Pequeñas Comunidades Virtuales Maryknoll a través del programa Zoom.

Ser próximos al prójimo

La enseñanza de Jesús sobre el doble mandamiento del amor, querer a Dios sobre todas y cada una de las cosas y al prójimo como a uno mismo, es un comprendio de los Diez Mandamientos . Los primeros 3 hacen referencia al amor a Dios. El resto tocan el cariño al prójimo, al que, por principio de cuentas, hemos de estar próximos, en tanto que en caso contrario no tenemos la posibilidad de estar al tanto de sus pretensiones.

No tenemos la posibilidad de decir que amamos a Dios, si no amamos al prójimo; y no tenemos la posibilidad de decir que amamos al prójimo, si no nos encontramos próximos a él: primeramente, nuestros progenitores, pero asimismo nuestros hijos, familiares, amigos.

Una corto historia de la Biblia

La Palabra de Dios, la Biblia, tiene una extendida y profusa historia. Es imposible meditar el día de hoy la fe sin el saber de la Palabra de Dios. No obstante, al principio de la era cristiana, el saber de la fe y del mensaje evangélico estuvo relacionado principalmente a la tradición oral de los apóstoles, a la predicación episcopal y presbiteral, tal como a la tarea misionera de los leales. Los primeros cristianos no contaban cada uno de ellos con los contenidos escritos escritos de la Palabra de Dios ni esta se encontraba estructurada de la manera en que la contamos el día de hoy. Para nosotros o sea una enorme virtud y un obsequio que procede de una extendida tradición, y por supuesto nos transporta a meditar en de qué forma los primeros cristianos se relacionaban con los contenidos escritos sagrados y de qué forma La Biblia se convirtió en el libro mucho más popular de toda la historia.

Se puede sospechar de manera prácticamente correcta que los contenidos escritos bíblicos que el día de hoy tienen dentro la Biblia cristiana eran llamados como “las Escrituras” y no “la Biblia”, exactamente pues estaban organizados en contenidos escritos independientes y no en un solo libro . En las primeras comunidades cristianas las copias de las cartas apostólicas y los contenidos escritos del canon hebreo de las Escrituras que leían los leales eran preservadas por los líderes de la samblea, los epískopes (obispos o superintendentes regionales) o por los presbyters (jubilados, asimismo llamados presbíteros o decanos). Más tarde, las comunidades cristianas reconocieron el canon hebreo de las Escrituras (rebatiendo herejías como la de Marción, quien estableció su canon usando ciertos libros del Nuevo Testamento) y los 27 libros del Nuevo Testamento como los únicos contenidos escritos inspirados por Dios. Estas resoluciones no fueron arbitrarias, los cristianos leían las Escrituras regularmente en los servicios dominicales y fueron solo esos contenidos escritos que toda la iglesia utilizaba extensamente los que al final fueron reconocidos como preceptivos. El obispo Eusebio de Cesaria, siglo IV, tuvo una predominación especial al señalar que solo los libros admitidos por la iglesia universal (los Homologoumena) habrían de ser admitidos como preceptivos. De este modo, el patriarca de la iglesia de Alejandría, Atanasio, elaboraría, siguiendo los criterios de Eusebio, el canon terminado del Nuevo Testamento como lo conocemos el día de hoy, al que se le agregaría el canon alejandrino de la Biblia Septuaginta o de los LXX .

Si tu corazón es egoísta, no eres católico

El Santurrón Padre apuntó después la diferencia entre red social de fieles y la sociedad humana: en esta última “se tiende a llevar a cabo los propios intereses sin tener en consideración o aun en menoscabo del resto”, al tiempo que en cambio, la red social de fieles “prohíbe el individualismo para beneficiar el comunicar y la solidaridad”, ya que, en verdad, “no hay ubicación para el egoísmo en el alma de un católico”:

«Si tu corazón es egoísta no eres católico: eres un individuo mundana, que solo buscas tu favor, tu beneficio».

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