Fiesta sorpresa en tiempos de pandemia

Hoy era el cumpleaños de una amiga

Llamaremos a esta amiga Margarita.

¿se llama así?

No.

La llamamos Margarita.

¿Porqué?

Porque cuando éramos jóvenes le hacíamos repetidamente la misma broma y ella caía.

¿Qué broma?

Le decíamos “¿Has visto alguna vez un elefante detrás de una margarita?”

Ella solía responder inocentemente “no”

Y, claro, le decíamos “¡¡Pués si que se esconde bien!!”

Y ya teníamos risas para todo el resto del día.

Esta broma ha ido evolucionando a medida que nos hemos hecho mayores.

Al principio recordábamos la anécdota con dibujos de elefantes con flores de Margarita.

Ahora ya no.

Ahora lo recordamos con dibujos de elefantes cogiendo una copa de coctel de margarita.

El tiempo pasa.

 

En fin.

Algunos amigos suyos decidimos hacerle una fiesta sorpresa.

Tal cómo están los tiempos decidimos;

  1. a) hacerlo en un parque
  2. b) máximo 10 personas contando con ella
  3. c) que cada uno se trajese lo que quisiera para picar y beber
  4. d) respetando las medidas de seguridad.

Todo esto lo hemos cumplido (con algún pequeño imprevisto)

 

Después venia la operación de la organización logística.

A esta operación la llamamos;

Operación MARGARITA

Que originales.

La operación tenía 5 fases;

1) quedar en un parque y quedar con ella

2) que baje a hablar a una terraza

3) Convencerla

4) Llevarla al parque

5) ¡Sorprenderla!

Bien.

 

Operación MARGARITA parte 1) Quedar en un parque y quedar con ella.

Por suerte éramos pocos adultos (unos ocho).

Hemos conseguido quedar en un parque.

Bien.

Solo nos ha costado una semana de discusión en un chat de Whatsapp.

En esta semana se ha discutido si el parque iba bien a todos, si las medidas se podían mantener, si se podía hacer bien la sorpresa…

Pero después de algunas discusiones que ni he podido seguir, se ha conseguido elegir un parque para todos.

Una semana hemos tardado.

Una semana.

Bravo.

Bueno, alguien el día anterior ha empezado a poner pegas.

Le hemos echado rápido del grupo.

Por agonías.

 

En esta primera parte de la operación MARGARITA también estaba quedar con ella.

Esta parte me tocaba a mí.

Con la excusa de que me tenía que pasar algo y estaba cerca de su casa, he quedado con ella.

Ha aceptado.

Bien.

Parte 1) de la operación MARGARITA finalizada.

 

Operación MARGARITA parte 2) Quedar con ella en una terraza.

Esta parte era fundamental.

Si no quedaba en una terraza con ella tranquilamente y hablábamos un rato calmadamente, no creo que pudiera convencerla.

Me he sentado en una terraza de una plaza cercana a su casa y la he llamado.

Ha bajado.

Bien. Bravo.

Parte 2) de la Operación MARGARITA finalizada.

 

Operación MARGARITA parte 3) Convencerla

Ahora tenía dos planes;

 

Plan A–> inventarme una historia y pedirle que me acompañara.

No las tenía todas conmigo porque , además, ella es cabezota y si dice que no pues ya podía insistir que era que no.

 

Así que tenía plan B–> cloroformo

A este plan le veía algún inconveniente;

1) ¿qué dirían sus vecinos al ver que arrastraba a una chica por la calle hasta el coche?

2) ¿qué diría la policía si me veía arrastrar a una chica inconsciente por la calle hacia el coche?

No creo que dijesen nada bueno ni bonito.

– “señor agente, a esta chica le vamos a hacer una fiesta sorpresa”

No es nada probable que esta frase reblandeciese el corazón de la policía ni del juez más adelante.

 

Así que he empezado a hablar, a hablar, a hablar y a hablar como si no pasara nada.

Al final le he dicho que mi hijo iba a hacer esta mañana un partido de frontón y que si ella y su compañero me querían acompañar a verlo.

Me ha mirado como pensativa

– “le haría mucha ilusión”- he insistido

Me seguía mirando más pensativa.

– “pero mucha ilusión” – repetía yo mientras cogía mi pañuelo de cloroformo.

Me seguía mirando como preparándose para decir algo.

Yo agarro con más fuerza el pañuelo con cloroformo.

– “vale” me dice.

– “¿vale?” respondo sorprendido.

– “vale”

Primera y gran sorpresa del día; ha dicho “vale”

¿Tan fácil?

¿Me estarán haciendo una broma a mi?

– “Bien. Pues vamos” – me levanto y tiro el pañuelo con cloroformo en el árbol cercano en un movimiento rápido.

Parte 3) de la Operación MARGARITA finalizada.

 

 

Operación MARGARITA parte 4) Llevarla

Antes de que se lo vuelva a pensar, pago el almuerzo y me dirijo al coche aparcado cerca.

Antes de llegar al coche se oye:”¿qué le pasa a mi perro? ¿se ha dormido?”

Me giro y veo un perro estirado al lado del árbol donde he tirado un pañuelo de cloroformo.

Al lado del perro había un par de personas que parecían rapados con estética militar.

Vamos, de los que no suelen tener muchas ganas de discutir con argumentos razonables.

Pues nada.

¡Rápido!

¡Hay que salir de aquí!

¡Socorro!

 

Cogemos el coche y salimos en dirección al parque.

– “oye, el frontón que me has dicho está para el otro lado”

Vaya.

Se ha dado cuenta.

Hay que inventar algo.

¡Rapido!

“eeeeeehhhh…. Ummmmmm”

¡Más rápido!

– “Si, pero es que voy a recoger a mi hija en casa de mi suegra porque también quiere ir” – consigo decir.

– “ah. Vale”

¿ah, vale?

¿Es una broma?

Pero esto es demasiado fácil.

¿Ah, vale?

¿Es una cámara oculta?

 

Llegamos al parque.

Parte 4) de la Operación MARGARITA finalizada.

 

Operación MARGARITA parte 5) ¡Sorprenderla!

Llamo a mi compañera “¿Dónde esta nuestra hija?”

Me dice que están en la otra punta del parque.

Cómo no.

La otra punta.

Menos mal que no hemos quedado en una montaña.

La otra punta.

Siempre es “la otra punta”

Voy para allá.

Mientras voy, empiezo a despotricar “es que llegaremos tarde” , “mira que estar en el parque y no en casa” “pero que liada”…

Mi amiga no solo no sospechaba nada sino que me iba diciendo “no pasa nada” , “llegaremos”, “tranquilo”…

¿Seguro que no me están haciendo una broma a mí?

Llegamos al sitio indicado y, por supuesto, todos estaban escondidos.

No sé qué hacer.

Veo a dos medio escondidos.

Me señalan hacia el otro lado.

¿pero que quieren?

Doy vuelta y más vueltas como un tonto sin saber que hacer.

“¿Dónde está mi hija?” – digo despotricando mientras doy vueltas como un pollo sin cabeza.

Veo a otros dos escondidos.

Me señalan hacia otro lado.

¿pero qué les pasa?

¡Que salgan ya!

Mientras, Margarita me seguía sin ver a nadie.

Ni yo entiendo lo que pasa.

Margarita  se encuentra a una de las que están escondidas y le dice :”¡Ostras! ¡Qué casualidad! ¡Tú por aquí!”

¿Qué casualidad?

¿Tú por aquí?

¿¿¿¿¿¿Qué casualidad??????

Ahí ya no sé que hacer y yo creo que nadie sabe que hacer.

Así que las personas empiezan a salir de sus medio escondites.

Nuestra amiga empieza a decir “Hola… ¿tu también por aquí?… otra casualidad… ¿qué esta pasando?”

¡SORPRESA!

¡FELIZ CUMPLEAÑOS!

Por fin.

Se acabó.

Sorpresa realizada y terminada.

Parte 5) de la Operación MARGARITA finalizada.

¡Por fín!

 

Resulta que al llegar, los medioescondidos habían ideado un plan con un regalo en una mesa del parque con una nota e irían viniendo poco a poco.

Me lo habían enviado por Whatsapp.

Pero yo en mi papel de padre estresado y cabreado no me había ni enterado.

Por eso no entendía las señales que me hacían desde sus escondites.

Ya podía dar vueltas y vueltas como un tonto.

Al final, las diez personas nos reunimos alrededor de una mesa del parque.

Le damos el regalo.

Nos ponemos a hablar.

Aparece la policía municipal. Paran el coche. Se bajan, Se acercan. Nos vigilan. Parece que nos cuentan.

“Tranquilos , somos diez y estamos cumpliendo con las recomendaciones”

Pues no.

Resulta que somos 11.

¿Pero quien se ha descontado?

Ha venido el hijo mayor de alguien y nos ha descontado.

¿Que hacemos?

¿Me hago el muerto?

¿Me hago el despistado?

¿Me pongo a correr para descontar al guardia?

¿Me escondo detrás del árbol?

¿O debajo de la mesa de pícnic?

Decidimos enviar al chaval joven a la otra punta de la zona de picnic con su móvil hasta nuevo aviso.

Lo hace sin rechistar.

Parece que esta más a gusto con su móvil que con mayores que le van diciendo “te veo muy mayor”

Bueno, esto se acaba.

Hemos realizado la sorpresa.

Hemos superado un conteo de la policía.

Hemos dado los regalos.

Nos hemos puesto al día.

Y nos hemos ido cada uno por su lado.

Y se acabó lo que se daba.

 

 

P.D.: IMPORTANTE. DISCLAIMER.

El pañuelo de cloroformo (y el cloroformo en sí) han sido un recurso literario fantástico.

No han existido nunca en la realidad.

Y, por supuesto, no se ha dañado a ninguna planta, ser humano o ser animal (cómo el perro) en ningún momento de la trama.

Ni se ha pensado por un momento algo así.

Era por darle colorido.

Era una broma.

Por si acaso alguien se lo toma en serio.

 

Deja un comentario