Su padre, Vincenzo Galilei, músico y mercader, deseaba que su hijo fuera médico. Galileo se había anotado en la Facultad de Pisa en 1581 para estudiar arte, pero aceptó la recomendación paterna y se inscribió en la escuela de medicina, pero enseguida se sintió atraído por las matemáticas y en 1583 se introduce en el planeta de los números, las fórmulas y los cálculos como acólito de Otilio Ricci. Galileo estudia Pitágoras, Arquímedes, Platón. Atendiendo a su padre prosigue con los estudios médicos, que termina abandonando ciertos años después. Entonces, las matemáticas ahora se habían transformado en su auténtica pasión.
Siendo todavía estudiante lleva a cabo teorías sobre el movimiento pendular, que después derivarían al comienzo de lo que sería una exclusiva ciencia: la mecánica. Estudia la hidrostática de Arquímedes y edifica teoremas matemáticos relacionados con fenómenos físicos mientras que se expone opuesto al sistema de enseñanza de los instructores de su tiempo.
Galileo Galilei y la Inquisición
En 1616 la Iglesia demandó a Galileo en Roma para contestar a las acusaciones esgrimidas contra él.
Pero si bien la localidad probó un enorme respeto hacia él, quedó patente que los inquisidores no darían su brazo a torcer.
Este episodio les persuadió de lo esencial que era integrar la obra de Copérnico en el Índice de proyectos proscritas, para ser opuesta a las Sagradas Escrituras. Por otra parte, Galileo recibió la admonición de no instruir públicamente las teorías copernicanas.
Polémica con la Iglesia Católica
Al comienzo, la iglesia aceptó este proyecto y los descubrimientos que de este derivaban, siendo anunciado en 1613 su creación, e inclusive decidió que no emitiría comentarios sobre esto, no obstante, a estos descubrimientos influir en la creencia teológica, a equiparar los descubrimientos con las Sagradas Escrituras e inclusive a retar a la iglesia a decir que la Tierra viraba cerca del Sol; cosa que consideraba como un milagro y un obsequio de Dios, por ser el primero en observarlo; le tildaron de pagano y siendo culpado, debió desdecirse.
El telescopio marcha con la luz recibida del objeto que se está observando llevándola al chato focal del propósito del telescopio galileano o el telescopio de Galileo. La información luminosa pasa mediante la lente primordial, siendo incrementado por el lente convexo, después, para después ser recibido por el ocular y transformar los rayos de luz en paralelos para leer la imagen. Al pasar por este y tener un ángulo de observación mayor que el eje óptico, genera un incremento importante en la imagen auténtica del objeto.