Hace justo un año publiqué el articulo «Elecciones a las gominolas para obsequiar al cumpleaños de nuestros hijos» y les encantó. Este año he vuelto a ofrecerle al cerebro para llevar a cabo una exclusiva lista con mucho más ideas de regalos molones que he descubierto merced a múltiples seguidoras de instagram y mi horrible adicción a leer reviews en Amazon (como las locas).
Los primeros 8 regalos que va a ver son de la tienda El globo amarillo de la que soy hacen. La peculiaridad es que Laura te prepara los datos en bolsa individual para cada niño, con el nombre y la edad del cumpleaños o el cumpleaños y, además de esto, le mete algo de confeti, de esta manera a fin de que quede mucho más cuqui todavía.
Lista de manualidades
Para aquellas mamás apasionadas por la lectura, puede hacer de manera original y entretenida un separador de libros. Este aspecto le encantará y le va a ser realmente útil.
Sencillamente es suficiente con hallar un palito de madera como el que tienen los médicos o los que podemos encontrar en los helados y poner el nombre de la madre y decorarlo al gusto de los mucho más pequeños.
2- Flores con máscaras:
Otra bella tarjeta con fotografías de los pequeños. Indudablemente un cautivador obsequio. Ver mucho más aquí
En el momento en que mamá se mire en el espéculo va a saber que es la mejor y mucho más hermosa de todo el planeta. Ver mucho más aquí
Bolsas de tizas de colores
Otro obsequio muy sencilla es meter un surtido de tizas de colores en una bolsa con una etiqueta adaptada para cada estudiante. Hice un acróstico con el nombre de cada uno de ellos, pensando en adjetivos positivos que empezaban con todas las letras del nombre, ¡y también procuré escoger las que los describieran mejor!
Luna, planetas y estrellas fluorescentes:
En el momento en que era una pequeña, tenía temor a la obscuridad, y me costaba bastante irme a reposar durante la noche . Un día, en el momento en que llegué de la escuela, mi madre tenía una sorpresa lista. Justo en la región donde se encontraba mi cama, me había adornado el techo y una pared de la habitación, con una luna y unas estrellas fluorescentes, que se alumbraban en el momento en que se apagaba la luz. Aquella noche, en el momento en que me tumbé en cama, dejé de tener temor a la obscuridad. Recuerdo que estuve un largo tiempo contemplando ese cielo de estrellas y no sé exactamente en qué instante me quedé dormida.