Malas posturas al sentarse: ¿cómo podemos corregir la postura?

Un día se es joven y al otro a uno le duele todo por adoptar malas posturas al sentarse. No es que empieces a ser mayor, lo que pasa es que estamos muchas horas al día sentados. Sí, a los 15 años tal vez no te pasaba nada, pero ahora es lo que toca.

Lo cierto es que los daños en la columna por malas posturas se pueden observar incluso en niños. Sucedía cuando los asientos del cole eran duros bancos de madera y sigue pasando ahora que en los coles hay sillas más ergonómicas. Por suerte hay inventos para todo, incluso para proteger a tu amigo geek de problemas de postura corporal.

¿Qué problemas puede ocasionar tener una mala postura corporal?

Una mala postura que se adopta de forma inconsciente causa todo tipo de dolores de espalda: lumbalgia, dorsalgia, cervicalgia…, dependiendo de qué músculos estén más implicados en esa postura forzada.

Si a pesar de los dolores ocasionales no escarmentamos, acabaremos teniendo desviaciones de columna, tendinitis y otros problemas que sí nos pueden hacer sentir carrozas antes de tiempo.

En el caso de los peques el problema es más serio porque, como se encuentran en periodo de crecimiento, pueden sufrir de escoliosis o cifosis al crecer. Estos términos se refieren a desviaciones, respectivamente, laterales de la columna y a lo que se conoce como algo de joroba. Y cuando sean personas ya muy mayores van a tener problemas de huesos.

Si adoptas malas posturas en el trabajo, puedes enfadar al jefe porque tu productividad puede verse afectada y pasarles un marrón a los del departamento de Seguridad e Higiene: ellos convencen a quien pone el dinero para que te pongan una silla ergonómica y tú vas y te sientas como un ocho.

Consejos para corregir una mala postura al sentarse

En tu casa o en el trabajo, corregir las malas posturas al sentarse no es siempre tarea fácil. La teoría te la sabes, todos sabemos sentarnos derechos, pero cuando hay nervios, cansancio o aburrimiento, si revisas cómo estás sentado igual comprendes por qué el de Seguridad e Higiene te mira mal.

La corrección de las malas posturas al sentarse debería comenzar en el colegio, porque es cuando se nos puede quedar fijado en la mente cómo sentarse correctamente, de manera que lo hagamos sin pensar. Después deberíamos seguir teniendo cuidado con los adolescentes porque ya se sabe cómo les gusta llevar la contraria.

Pero si acabas de cumplir los 30 y te duele la espalda a menudo, revisa cómo te sientas mientras trabajas o cuando estás utilizando el ordenador por motivos de ocio. A continuación:

  • Compra una silla ergonómica como más te guste. Las hay muy chulas, algunas parecen las de un jefazo, otras se suben y bajan dando a una palanca y todas tienen en común que son muy cómodas.
  • Si eres rebelde y la silla ergonómica no basta para que te sientes bien, utiliza el Respaldo Lumbar Portátil Transpirable InnovaGoods. No pesa nada, por lo que lo puedes llevar a traer a donde quieras, es barato y se adapta a cualquier silla de escritorio gracias a sus gomas. Te evita sudar de más en verano e incluye instrucciones escritas hasta en 24 idiomas. Los niños que entran en la pubertad y los adolescentes también lo pueden usar y es posible que necesites comprar más de uno porque todos en casa quieran usarlo mientras usan internet.
  • Si tienes alguna desviación de espalda o algún problema serio, estos dos productos, la silla y el protector te van a venir bien, seguro. En caso de que no fueran suficiente ayuda para eliminar tensiones o dolores, acude a la consulta de un buen fisioterapeuta.

Los 30 son los nuevos 20 y los 40 los nuevos 30, pero tu espalda no lo sabe. No te arriesgues a sufrir de algún dolor debido a malas posturas al sentarse por usar una silla poco adecuada o porque se te olvida mantener la espalda bien alineada. Existen, incluso, artefactos sencillos que te hacen sentarte con una postura correcta aunque te despistes.

Una vez que el pasar largas horas tecleando frente a una pantalla no te pase factura, verás cómo te ríes de la frase de meme con la que comenzábamos: “un día se es joven y al otro…”.

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